Inmortalidad.


Os imaginais que pudiesemos vivir eternamente, renaciendo una y otra vez, cual Ave Fenix pero esta vez sin cenizas. Pues algo así le pasa a esta medusa, que por más que la pescan más cantidad queda. Es curioso como en la naturaleza los animales más simples son al final los más complicados. No por el organismo en si, pero si por esas capacidades con las que a veces nos sorprenden.

La medusa en cuestión es caribeña y tiene nombre y apellidos, y un adn muy curioso que es el que se esta estudiando en la actualidad para ver si dan con el truco, sería estupendo que pudiese ayudar en enfermedades como la Progeria.



Pensar en hacernos eternos es pura soberbia por nuestra parte, y además sería un latazo porque a ver que fondo de armario aguanta con tantos días y tantas noches. Y con lo malitos que somos los seres humanos seguro que se perpetuaban los peores.

Pero abrir puertas a la curación y tratamiento de determinadas enfermedades relacionadas con el envejecimiento prematuro o la mejora en las condiciones de vida y salud de los ancianos sería algo realmente maravilloso, si antes no nos comen las medusas claro.

La especie de medusa Turritopsis nutricula podría ser el único animal en el mundo que realmente ha descubierto la fuente de la Inmortalidad. La Turritopsis nutricula es una hydrozoa con un ciclo de vida en el que se revierte a pólipo. Algo asi como una mariposa, que se convierte nuevamente en oruga.. Este “renacimiento” se realiza a través de un proceso celular de transdiferenciación. Teóricamente, este ciclo puede repetirse indefinidamente.

La cara negativa es que el número de individuos de esta especie no para de crecer (y, en apariencia, ninguno muere), por lo que ahora la medusa se encuentra en los océanos de todo el mundo y no sólo en las aguas de su Caribe natal, protagonizando una invasión silenciosa, según advirtió el año pasado la investigadora María Miglietta, del Smithsonian Tropical Marine Institute (EEUU).

La Turritopsis nutricula esta ya muy extendida en aguas templadas o tropicales, desde Panamá hasta Japón, pero también se ha encontrado en el Mar Mediterráneo en las costas de Italia y España. Esta importante colonización se cree que es debida a la dispersión de las mismas por los barcos que navegan por diferentes mares y descargan los tanques de lastre en diferentes zonas.

La bióloga Miglietta, realizo recientemente diferentes análisis de esta medusa, en estos comparó el ADN mitocondrial de ejemplares de Turritopsis recogidos en Florida y Panamá con otros procedentes de otros lugares del mundo y que habían sido recolectados durante investigaciones anteriores.

Fue al hacer esta comparación cuando se encontró con la sorpresa de que determinadas secuencias genéticas se repetían en ejemplares obtenidos desde Panamá hasta Japón. En quince de ellos, procedentes de ambos países y de las costas españolas e italianas, las secuencias eran idénticas. La existencia de este patrón implica una extraordinaria facilidad de movimiento.

Así que ahora que empezamos con la temporada de playa, recordemos que cada año se estan avistando mas medusas en nuestro querido Mediterraneo, lo que no sabiamos es que encima de invadirnos también son inmortales.

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