Petrea y las Catacumbas. (3)



Todavía no recuerdo mi verdadero nombre, si es que alguna vez lo tuve, pero mis pensamientos no dejan de dar vueltas intentando recordar algo de mi pasado. Por eso comienzo a sentir un agobiante aburrimiento que me lleva a deambular por todos los pasillos, sotanos y pasadizos pero hasta alli solo llega el sonido del viento entre las piedras.Alli no parece haber nadie, no hay restos de nada, solo piedras y más piedras.

Al principio hasta mis propios pensamientos me asustan y también la oscuridad que reina en todo aquello por eso permanezco durante varias lunas subida en la Atalaya, mirando hacia ninguna parte. Preguntandome quien soy, que ha sucedido, como podré salir de alli. Pero cuando miro las piedras buscando respuestas ellas que permanecen inmoviles e impasibles a mis lamentos, ni siquiera me contestan.

Es entonces cuando decido explorar la parte oscura de aquella construcción, y bajar hasta el último de sus pasadizos. Voy bajando de nivel al mismo tiempo que estos van llenandose de oscuridad. Y es cuando reparo que si por lo menos tuviese manos podría portar una antorcha de las que todavía penden en sus paredes.

Descanso un instante y mi pensamiento empieza a volar pensando sobre como en una habitación oscura una simple cerilla puede iluminarla, pero sin embargo en un espacio abierto y lleno de luz no se puede llenar con un poco de oscuridad y ahuyentar de alli todo resplandor.

Y de alguna forma aunque no tenga ojos, puedo ver entre aquella oscuridad, y descubro algo que me deja paralizada y si tuviese sangre en mi cuerpo me atrevo a suponer que la dejaría helada en mis venas. En mitad de aquella sala circular de casi tres metros de altura encuentro un suelo profusamente decorado. Pero es una decoración demasiado macabra, incluso para un pensamiento sin cuerpo.

Todo esta pavimentado de huesos humanos y calaveras, huesos de aquellos que la mujer de piedra echa de menos como armazón para sujetar un cuerpo. Pero todo aquello le produce tal escalofrio, que ella todo pensamiento, cae desmayada al suelo, sin tan siquiera haber llegado a entrar en aquella estancia.

Comentarios

  1. ¡QUÉ FRIALDAD PRODUCE TU RELATO!, ES TENEBROSO, TÉTRICO, SINIESTRO. POR ESO ES TAN BUENO, SE SIENTE Y SE VIVE. SALUDOS.

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  2. Gracias Tortuga, la protagonista de mis relatos cortos es un pensamiento aislado en la vacuidad de su propia esencia, sin cuerpo, sin alma...solo un torbellino de ideas en los confines del mundo sensorial. Este es el 3º capitulo de una pequeña serie bajo la etiqueta de "La mujer de Piedra". Un beso para Dani y un abrazo para toda la familia.

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