El Síndrome de París.
Aunque a algunos pueda pareceros cosa de broma a veces el cambiar de entorno y de tipo de cultura acarrea problemas psicológicos y a veces psiquiátricos como este curioso síndrome que sufren los turistas procedentes de Japón cuando cuando se enfrentan a París y sus habitantes.
Debe ser el estrés del contraste cultural y la falta de tacto del personal francés, que ya hemos probado en carnes propias con el tema de los muñecos de guiñol y nuestros admirados y formidables deportistas. Que queréis que os diga, que la envidia siempre ha sido muy mala.
Continuando con este curioso síndrome sus síntomas comienzan un par de meses después de llegar e incluyen tristeza, ansiedad, sensación de ser observados y algunos casos de intento de suicidio. Lo cierto es que la ciudad de la Luz y del Amor se les indigesta al conocer la cruda e individualista realidad con gente que no te hace ni caso o si lo hace es para se burlarse de ti.
Y por este tema una docena de turistas japoneses al año tienen que ser repatriados de la capital francesa después de ser víctimas del "síndrome de París". Se trata de un trastorno identificado hace veinte años por el psiquiatra Hiroaki Ota que aparece cuando un nipón que viaja a la capital francesa observa fuertes contrastes entre sus expectativas y la realidad parisina y sufre una crisis nerviosa.
Los educados turistas japoneses que llegan a la ciudad son incapaces de separar la visión idealizada de la ciudad creada a partir de películas como Amelie, de la realidad de una moderna y bulliciosa metrópolis y del rudo carácter de los franceses, a veces bastante groseros.
La embajada japonesa tiene una línea telefónica disponible las 24 horas para los turistas que padezcan de este severo "shock cultural" y pueden ofrecerles tratamiento hospitalario de emergencia si es necesario.
Pero cuanto daño habrá hecho la película "Amelie".
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