Explosión emocional.







Sobre la pregunta si los energúmenos existen os puedo confirmar que si, que no solo existen sino que coexisten en nuestro sistema planetario. Y sobre ello puede dar fe mi buena amiga emejota del blog "Otoño casi invierno" que ha tenido un encuentro con un grupo de ellos. 


En su origen por energúmeno se entendía a alguien poseído por el demonio, es decir, a alguien convulso que estaba  interiormente muy agitado. En la actualidad se refiere a esas personas que se hacen notar por la vehemencia de sus sentimientos, su hostilidad, agresividad... por la exageración con que los expresan convirtiéndoles en seres furiosos, coléricos, rabiosos e iracundos.


Y es por eso que resulta  importante darnos cuenta de las reacciones que nos provocan en el cuerpo cada una de las emociones, y también establecer su origen, pues ello nos permite reconocer los llamados "secuestros del centro emocional" o "estallidos emocionales".


Todos hemos tenido, tenemos y tendremos reacciones extremas que no se encuentran bajo nuestro control y es  a esto a lo que se le conoce como "estallido emocional".

Es en esos momentos cuando, por poner un ejemplo, el centro emocional del cerebro  rige al centro racional. Estos pueden ser tanto en momentos de crisis (una pérdida, una agresión, un susto) como de gran disfrute (una buena noticia, un beneficio inesperado, el encuentro con un ser querido, etc...)

Normalmente, cuando entra un estímulo a través de nuestros sentidos, la información pasa al tálamo (una región primitiva del cerebro), donde se traduce neurológicamente, y la mayor parte de ella pasa después a la corteza cerebral, donde funciona nuestra parte lógica y racional. 


Es la corteza quien se encarga de tomar la decisión ante el estímulo sensorial. Sin embargo, no toda la información pasa en forma directa del tálamo a la corteza.

Una parte más pequeña de la información pasa directa del tálamo al centro emocional, lo que permite que tomemos una decisión instantánea e instintiva antes de que nuestra parte racional logre procesar la información.

Esta relación instantánea y automática entre el tálamo y los centros emocionales es la que origina el "secuestro emocional" o "estallido emocional", y el resultado es que actuamos antes de pensar, unas veces para nuestro  beneficio y otras para perjuicio nuestro, o de las personas que tenemos cerca y de algunas puertas o mesas sobre las que llegamos descargar un puñetazo.

Así, el cerebro, la corteza racional, no puede ejercer control cuando se presenta una emoción extrema. Lo que sí puede determinar es cuánto va a durar dicha emoción.



En los estallidos emocionales se producen también fenómenos expresivos como gritos y sollozos. Se perturba el tono afectivo habitual, se altera el ritmo de los pensamientos y se pierde, en algunos casos, el control de los actos. En las emociones muy violentas, se liberan los sentimientos reprimidos, reaparecen modos primitivos donde el sujeto puede expresarse mediante insultos y hasta realizar gestos brutales. Porque todos esos sentimientos reprimidos afloran de forma abrupta e incontrolada. 



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