Desde la Grecia clásica hasta el Siglo de Oro español, la idea del “teatro del mundo” ha servido para explicar la existencia humana. Calderón de la Barca lo llevó a la cumbre con su obra “El gran teatro del mundo”, donde la vida se concibe como una representación en la que cada persona recibe un papel.
La metáfora es poderosa: nacemos sin elegir guion, pero nos vemos obligados a representar nuestra parte, con mayor o menor fidelidad, hasta que el telón cae.
El “teatro del mundo” refleja algo que hoy la psicología social también reconoce: adoptamos roles distintos según el contexto. No actuamos igual en familia, que en el trabajo o entre amigos. Como si nos pusiéramos distintas máscaras, interpretamos lo que la situación demanda.
Pero la cuestión central es: ¿Hasta qué punto somos libres de improvisar? ¿Dónde empieza la autenticidad y dónde la actuación?
La idea también sigue resonando en nuestro mundo hiperconectado, donde las redes sociales nos empujan a mostrar escenas cuidadosamente preparadas. En ellas el “teatro del mundo” alcanza un nuevo nivel. Allí no solo interpretamos un papel: dirigimos, editamos y publicamos nuestra propia obra. La imagen que mostramos puede ser muy distinta a lo que sentimos en privado. El escenario ha cambiado, pero la esencia permanece: seguimos siendo actores de una obra que combina improvisación con guion ajeno.
Y esta diferencia entre el “yo mostrado” y el “yo vivido” es la que explica la sensación de desconexión que muchos experimentan: aparente felicidad frente a un profundo malestar interno.


Buenos días, y que verdad más grande, todos somos actores de nuestra propia vida.
ResponderEliminarLlevamos muchos de nosotros mismos encima de nuestra carcasa.
Estoy totalmente de acuerdo, no actuamos igual con la familia que cuando estamos con amigos, o en la intimidad.
Tenemos un perfil definido , pero dependiendo con quién interactuemos vamos dejando nuestras pinceladas, que a veces hasta podemos llegar a sorprendernos a nosotros mismos.
La mejor obra de teatro que podemos ver y representar es nuestro propio día a día.
La vida es el mejor escenario y nosotros aprendemos a vivir dentro de ese escenario.
Un beso y muy feliz miércoles 😘🦋
Así es Campirela, nuestro perfil a veces parece más personalidades múltiples, que tienen un nodo común en nuestro yo más profundo. Realmente somos lo que hacemos cuando nadie nos ve, todo lo demás queda modulado por los espectadores. Besos
EliminarPues sí, interpretamos roles, nos ponemos diferentes máscaras... y sobre todo la vida social es una obra de teatro en vivo y directo... la vida es una actuación constante... leer teatro o ir a ver una función nos abre a menudo bien grande la mirada... seamos pues conscientes de nuestra actuación, en cada marco, en cada escena...
ResponderEliminarComo siempre, un tema bien interesante!
Buen miércoles!!
Y sobre todo hagámoslo lo mejor posible en todos los escenarios, porque al final hacerlo bien tampoco es tanto trabajo y resulta muy gratificante. Tienes muchísima razón en que ver una función desde afuera abre mucho nuestra perspectiva, observar a otros actuar también nos hace percatarnos de detalles de la nuestra. Besos
EliminarSomos actores más o menos importantes, algunos, la mayoría, se supone que simples, figurantes o extras, igual se puede llegar a tener una frase en la obra.
ResponderEliminarEn el escenario siempre hay mucho personal, pero al final los únicos protagonistas de nuestra propia vida sólo podemos ser nosotros, quizás unos más auténticos u otros más manipulados. Abrazos
EliminarY es que es en realidad "el teatro".
ResponderEliminarPreciosa entrada.
Un abrazo. .
Gracias, Sara. Quizás el escenario de nuestra vida también podría serlo al igual que nuestra propia vida en sí. Besos
EliminarSiempre he sospechado que mi vida era una comedia hecha para que se rían otras personas :)
ResponderEliminarDe manera inconsciente, o no, todos interpretamos un papel, el problema, como apuntas, es que las redes sociales han elevado eso a la categoría de personalidades múltiples..
Saludos
Y todo ello, si se lleva a cuestas, supone mucha presión para el personaje. Sobre lo primero habría que matizar si es de uno o con uno, y si nuestro papel saca unas risas habría que mirárselo también. Abrazos
EliminarQué sugerente esta reflexión sobre el “teatro del mundo”… Me ha recordado a aquella frase de Shakespeare en As You Like It: “All the world’s a stage, and all the men and women merely players.” Lo fascinante es que, aunque el guion nos venga dado, seguimos teniendo margen para la improvisación, como bien apuntas. Tal vez la autenticidad no esté en escapar del escenario, sino en elegir con conciencia cómo queremos representar nuestro papel. Gracias por esta entrada que invita a mirar la vida con ojos escénicos, pero también con alma crítica.
ResponderEliminarEl último párrafo, como siempre, magnífico.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, Enrique. Totalmente de acuerdo en todo en general y sobre todo en que siempre tenemos margen para la improvisación y sobre todo la capacidad para hacerlo mucho mejor con nosotros mismos y con los demás. Un abrazo
Eliminary encima es una representación para la cual no hay ensayos ni preparación. Es decir: puedes cagarla o joder a alguien a las primeras de cambio sin siquiera pretenderlo. Y lo que es mejor: el telón caerá tarde o temprano para todos y cada uno de nosotros.
ResponderEliminarBueno, eso también depende mucho de las creencias de cada uno. Me refiero a cuando cae el telón. Y efectivamente, aquí el ensayo-error sirve de poco como experimento porque las decisiones no tienen palanca de marcha atrás, ni tampoco la vida. Abrazos
EliminarNo me parece que tampoco esté mal. No vamos a ser siempre iguales, nos permite practicar nuestras aptitudes sin necesidad de mucho esfuerzo, porque tampoco ninguno de ellos difieren mucho de nuestra verdadera personalidad
ResponderEliminarHasta el punto de que no nos gusta que se mezclen personas de un ámbito con los del otro.
Cuanta gente en los entierros le da un codazo sl de al lado y le pregunta: y esa ¿quien es?
Abrazooo
Pues no sabría yo al respecto. Ser siempre iguales puede sonar aburrido, pero ser diferentes según con quien, también puede hacernos perder nuestra propia coherencia personal. Imagínate un psicopata, que en un contexto puede ser muy dañino, y en el otro ser sumamente encantador. Pero igualmente es cierto que debemos poseer la flexibilidad para adaptarnos al mundo y a los demás. Como una caña de bambú, saber adaptarnos al viento. Abrazos
EliminarSe finge felicidad, se niega o subestima la frustración... Por eso cada vez nos negamos a repetir ese ciclo y andamos que no encajamos en ningúna idea ni lugar.
ResponderEliminarAbrazo admirado una vez más.
Pues si, erramos nuestras valoraciones y fingimos durante demasiado tiempo, sobre todo en el meollo de nuestras vidas. Los niños no saben hacerlo y los ancianos no necesitan hacerlo. Abrazos
EliminarLa verdad es que la vida es un gran escenario. Hace años dibujo y escribí para una exposición en Barcelona, varios poemas, su título era, "Poesía viva" uno de los poemas cuyo título era "La vida es como un gran teatro" iba acompañado de un dibujo representando la silla del director, otro dibujo con su poema representaba el escenario, otro una actuación y otro la gente observando y es que siempre digo que nacemos con un pergamino escrito, y solo podemos intentar cambiar nuestro destino, aunque a veces sea difícil. Supongo que es la causa de hacer que nos sintamos tristes. Me encantó leerte. Un abrazo
ResponderEliminarCreaste un estupendo conjunto entre tus dibujos y escritos para representar la idea del gran teatro de la vida. Yo no creo en la predestinación, el problema me surge cuando veo que tampoco creo en el libre albedrío. ¿Somos una tabula rasa o ese pergamino ya escrito? Pues fíjate, que es un pensamiento que tengo a menudo, pero sin vías de resolución. Besos
EliminarProfunda reflexión concuerdo contigo. Te mando un beso.
ResponderEliminarEstupendo, muchos besos también para ti
EliminarYo también recordé esa famosa frase de Shakespeare.
ResponderEliminarTiene sentido ese planteo, hasta que punto se puede improvisar, más allá del guion.
Tal vez se puede plantear a que a no todos les toca ser protagonista, ni secundario, sino personaje de la multitud, cuya vida o muerte apenas significan una diferencia en el teatro del mundo.
Un abrarzo.
Pues si, en el teatro del mundo nuestro papel es insignificante, al contrario que para nosotros mismos y los que tenemos más cerca. Sentir que importamos a alguien también le da sentido a nuestra vida y el hecho de que nos importen los demás hace que seamos mejores. Abrazos
EliminarQuerida amiga, gracias por visitar mi blog.
ResponderEliminarYa te sigo, te cuento que voy a estar ausente por un tiempo.
Estuve lleyendo algo de tu blog y me parecio muy interesante tus post.
La vida es como un teatro y tenemos que tratar de hacer lo mejor posible nuestro papel.
Abrazos y te dejo un beso, te deseo de todo corazon dias muy felices 💋🌹💋
Así es, tratar de hacerlo lo mejor posible, es lo fundamental. Espero que regreses pronto y poder leer tus nuevas publicaciones. Besos
EliminarI adore theatre!
ResponderEliminarI'm glad you like the theater. Kisses
EliminarHola Emilia. Un punto de vista más.
ResponderEliminarLeído el texto y comentarios, y dando por sentado que cada quien expresa lo que sabe o cree de sí mismo, y sin el menor ánimo de confrontar nada, si dejaré, como uno más, alguna palabra.
El teatro del mundo. En él los actores representan sus guiones. El ser humano y sus vicisitudes.
Sabedor de la Reencarnación, como algo natural, y el Karma, especie de mochila en la que, cuando nos vamos de este mundo nos llevamos el debe y el haber de lo que hayan sido nuestras vidas, sé que al nacer de nuevo venimos ya con el guion prescrito.
¡¡Hacer esto. Y no hacer aquello!! Con este “programa” pretendemos ir evolucionando… en el plano espiritual.
¿Cuál es el problema del ser humano que le hace ir y volver una y otra vez, y miles antes y a saber después?
¡Que de lo que se propuso hacer, no lo hizo todo. Y de lo que no tenía que hacer, acabó haciendo!
¿Cuentas finales? ¡Más o menos más de lo mismo que en la vida anterior… ¡Repetir curso!
Alguien pensará, y con razón, qué de dónde saca o decide el que nace de nuevo el guion a desarrollar. ¡Simple!
Cuando partas de este mundo, aquí quedarán tus pantuflas, tu pijama, tu traje de los domingos, la falda de los lunes, etc. Y también quedará tu abrigo de invierno. Y con él quedará también, lo que tal vez identificas contigo. Lo que crees que eres. ¡Tu cuerpo!
¡Pero no es más que otro «abrigo» con el te has recubierto de materia! Lo que parte de este mundo, es tu esencia verdadera. Tu realidad. Y eso es lo que vuelve. Y «eso» es lo que decide el curso que te has propuesto desarrollar.
Abrazos.
Hola Ernesto, me resulta muy interesante cómo planteas la vida como ese teatro donde nuestro guion se va desplegando a través de múltiples experiencias, y cómo lo que creemos que somos, nuestro cuerpo y nuestras circunstancias, son solo un “abrigo” temporal que no define la esencia que realmente perdura.
EliminarLa idea de que llevamos con nosotros un aprendizaje acumulado, un “debe y haber” espiritual, ofrece una perspectiva más profunda sobre nuestras acciones y decisiones. Y, aunque cada cual pueda interpretar estos conceptos desde su propia visión, me parece valioso destacar esa invitación a la conciencia de lo que hacemos y dejamos de hacer, y cómo eso podría orientar la evolución personal.
Y en ese viaje que bien pudiera ser del samsara al nirvana, cuando dices que volvemos a nacer con el guion prescrito, no me queda claro si te refieres a algo que ha sido ordenado o determinado, o bien algo que se ha extinguido porque ya transcurrió su tiempo de validez.
Pienso que nuestra conciencia es lo fundamental, una conciencia sin recuerdos, pero si con algunas pinceladas. ¿Pero acaso cuando dormimos cada noche no la perdemos y vuelve nítida al despertar? Quien sabe si será un ensayo para el otro sueño. Abrazos
Hola Emilia. Concuerda muy bien tu comentario con el texto que publico. Tal cual, amiga.
EliminarMe preguntas si el guion prescrito que traemos hecho al nacer es la consecuencia de nuestra propia voluntad, de hacer algunas cosas, y no hacer otras . ¡Lo es!
Me explico en lo que puede que no quedase claro en mi texto:
Dices que, “...no me queda claro si te refieres a algo que ha sido ordenado o determinado, o bien algo que se ha extinguido porque ya transcurrió su tiempo de validez. Pienso que nuestra conciencia es lo fundamental, una conciencia sin recuerdos,”
En lo que sé, no hay predestinación alguna. No hay destino escrito previamente. Como si “alguien o algo” nos lo hubiese impuesto. ¡Sí hay libre albedrío! La prueba irrefutable es que nosotros decidimos qué parte de ese «debe« y «haber» acumulado que tenemos ya, es el que hemos decidido experimentar en la nueva ola de vida por la que nacemos.
Y un punto más, desde mi posición, nuestra conciencia, lo que realmente somos, lo que va y viene en este mundo, no sólo recuerda, sino que lo sabe todo.
Otra cosa es que el "personaje" que ha decidido nacer y vivir su curso de vida, venga sin memoria. ¡Imprescindible para poder decidir en cada momento qué hacer y qué no hacer sin condicionantes previos!
La conciencia, una vez nacida y si bien se ha propuesto un curso de vida con acciones por hacer para su propia evolución, y con acciones para NO hacer, en la mayoría de los casos, suele partir de este mundo habiendo dejado de hacer lo que se propuso, y hecho algo de lo que no debía. ¡Libre albedrío!
Abrazos.
EliminarHola Ernesto, muchas gracias por tomarte el tiempo de aclararme y profundizar tu reflexión. Entiendo ahora mejor el sentido de tu planteamiento, no como un destino impuesto desde fuera, sino como un camino elegido desde la propia conciencia, con ese debe y haber que vamos acumulando y del que decidimos qué parte trabajar en cada vida.
Esa idea de que el personaje nace sin memoria es sugerente, porque abre la posibilidad de decidir con libertad en cada instante, sin estar atados a lo ya vivido. Esa paradoja entre “la conciencia que lo sabe todo” y el “personaje que olvida” me parece un punto muy interesante para seguir pensando.
Por ello cuando mencionas que “nuestra conciencia, lo que realmente somos, lo que va y viene en este mundo, no sólo recuerda, sino que lo sabe todo”. Entiendo que te refieres a una conciencia omnisciente, con capacidad de tener un conocimiento completo y complejo de todo. Un atributo que suele asociarse a las entidades divinas, y que en este caso se halla latente en la conciencia de cada individuo, aunque no recuerde.
El problema es que la omnisciencia implicaría una contradicción con el concepto del libre albedrío, ya que para que pudiéramos saberlo “todo” sería necesario creer que los acontecimientos que han sucedido o pudieran suceder estarían entonces predestinados. Una conciencia que lo conoce todo no solo tiene memoria y va más allá. Y en ese punto entraríamos de lleno en la paradoja de la predestinación.
Gracias de nuevo por compartir tu visión con tanta claridad y cercanía. Es todo un lujo poder debatir sobre estos temas. Abrazos.
Hola Emilia.
EliminarEntiendo que estas palabras mías, que ahora matizo: “...nuestra conciencia, lo que realmente somos, lo que va y viene en este mundo, no sólo recuerda, sino que lo sabe todo.”
Han podido dar pie a estas tuyas: “...te refieres a una conciencia omnisciente, con capacidad de tener un conocimiento completo y complejo de todo. Un atributo que suele asociarse a las entidades divinas, y que en este caso se halla latente en la conciencia de cada individuo, aunque no recuerde.”
Mis palabras de que “nuestra conciencia lo sabe todo”, pretendían señalar que «ella», cuando ha partido de este mundo, mientras se halla al otro lado, «libre de las limitaciones humanas», su conocimiento es mayor, abarca más, “lo sabe todo”. Sin ser esto último exacto del todo. O por lo menos lo desconozco. Tampoco es relevante!
Lo fundamental del proceso evolutivo de la «conciencia» que somos, radica en los procesos que como humanos vivimos una y otra vez. Nacemos, experimentamos el curso elegido, y nos vamos. Y ahí, en ese proceso es donde se dan las condiciones que, como humanos, «conciencia» recubierta de físico, y sus otros dos atributos correspondientes, mental y emocional, es donde se da el libre albedrío.
Sin él no habría proceso evolutivo. Capacidad de despertar. Escoger seguir el camino dispuesto, o distraerse en las cosas del mundo.
Y para que las decisiones que como humanos decidamos tomar en un momento u otro del proceso de vida que nos hemos marcado, ¡éste!, y no otro del pasado, es que nacemos sin “memoria”.
Abrazos, Emilia.
EliminarGracias nuevamente por tu aclaración y por matizar la idea de que la conciencia, liberada del cuerpo y sus limitaciones, alcanza un conocimiento más amplio, aunque no necesariamente completo. Y cómo conectas esto con el valor del libre albedrío y con la ausencia de memoria previa en cada vida, que permite que las decisiones tengan sentido en el proceso evolutivo.
Quizá mi comentario anterior se centraba más en la perspectiva humana de la conciencia ‘latente’ dentro de nosotros, pero veo que estamos señalando aspectos complementarios del mismo fenómeno: la experiencia en el mundo y el potencial de expansión del conocimiento más allá de él.
Un abrazo
Que cierto esto que nos dices que somos unos grandes actores, sin darnos cuenta representamos la gran obra que es nuestra propia vida.
ResponderEliminarSaludos.
En el teatro el mejor papel, dicen que es el del protagonista, y en esta obra lo somos de pleno. Abrazos
EliminarYo creo que nacemos con un guion que hemos elegido y escrito por nosotros como actor principal de nuestra vida, en el sabemos cómo vamos a actuar antes las diferentes circunstancias que se irán produciendo en este camino. las diferentes interacciones que haremos con los otros personajes de nuestra obra, todas la historias que viviremos, como va a ser de feliz o de triste nuestro personaje, qué tipo de final tendrá nuestra obra cuando se baje el telón. Saludos
ResponderEliminarHola Tutankamon, tu idea de que cada uno escribe su propio destino antes de nacer puede ofrecer consuelo a muchas personas, especialmente cuando enfrentan situaciones difíciles: pensar que hay un propósito detrás del dolor o las pruebas puede ser una forma de dar sentido a lo incomprensible. Sin embargo, esta visión también puede ser controvertida. Algunos podrían cuestionar si realmente somos libres si todo ya está escrito, o si tiene sentido responsabilizarnos por sufrimientos que, en teoría, nosotros mismos elegimos sin recordarlo. Como le decía más arriba a Nuria, no creo en la predestinación ni que nuestro destino ya esté previamente escrito al igual que tampoco creo en el libre albedrío, ni juntos ni por separado. Abrazos
Eliminaruna gran reflexion, aunque hace poco vi una pelicula, que segun lo que decidia, la vidad le iba de una manera u de otra
ResponderEliminarHola Soledad, como la vida misma, nuestras decisiones cambian el rumbo de esta. Besos
EliminarMuy de acuerdo. Me encanta el teatro. Besos.
ResponderEliminarEstupendo
EliminarPues sí, somos actores en nuestra vida e interpretamos distintos papeles según el contexto. Muy interesante tu entrada y desde luego invita a la reflexión.
ResponderEliminarBss
Si, usamos diferentes máscaras según el contexto. Un beso
Eliminardicen que la gente miente mucho por internet. yo ese problema no lo tengo, en todo caso sí el de contar las mismas cosas una y otra vez, ya que mi frágil memoria me hace olvidar que ya he aburrido a mis sufridos lectores en ocasiones anteriores con esas mismas historias.
ResponderEliminarabrazos!!
Hola Chema, por eso no te preocupes que a todo el mundo nos gusta leerte. Las historias son nuevas cada vez que se cuentan, porque siempre las enriquecemos o cambiamos algo. Abrazos
EliminarSomos flexibles, nos adaptamos, nos integramos, tenemos que encajar. Me hiciste pensar en todas las mascaras que usamos en diferentes escenarios, tantas, somos tan profesionales que a veces es un poco dificil conectar nuestro deseo y el verdadero yo.
ResponderEliminarSaludos.
Lo cierto es que al final esa flexibilidad es la que permite que no nos rompamos y podamos sobrevivir en muchos de esos ambientes. Ser nosotros mismos suele tener un alto coste y como animales gregarios que somos necesitamos encajar. Besos
EliminarHermoso texto que invita a la reflexión, el teatro del mundo nos hace protagonistas con diferentes papeles y aprendemos con cada uno de ellos.
ResponderEliminarMaravilloso.
Besos bella
Gracias, Matilde. Ese punto de aprendizaje es sumamente importante. Besos
EliminarPara mi el problema no es ser el actor de nuestra vida, es qué actor eres porque veo que muchos no dejan de ser actores secundarios/personajes de relleno en su propia historia sin saberlo. En el momento en que te sales del guion que se cree preestablecido y eres protagonista total de forma consciente, algunos intentan que vuelvas al simple reparto. Hay que tener muy fuerza para pisar la tabla.
ResponderEliminarUn besazo!
Pues estoy de acuerdo contigo, incluso desde recién nacidos ya nos asignan un papel que intentan que mantengamos toda la vida. El arte de todo buen artista es ser el protagonista, y en este caso más porque se trata de la propia vida. Un beso
EliminarCiertamente así es, pero ahora agrandado por las redes sociales. Un saludo.
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