Mixomicetos: la inteligencia biológica



Los seres humanos siempre hemos creído que pensar era un privilegio exclusivo de los animales dotados de sistema nervioso. En la actualidad la biología nos está demostrando que no es así. 


Existen organismos que, sin neuronas ni sinapsis, muestran comportamientos que rozan la inteligencia. Uno de ellos, hace tiempo que desconcierta a los científicos: el Physarum polycephalum, un mixomiceto conocido como “moho del fango”. 


Este ser amarillento y viscoso se extiende por superficies húmedas en busca de alimento. No tiene ojos, ni boca, ni nervios. Solo una red de tubos por los que circula un flujo de protoplasma. 


Cuando el Physarum detecta un obstáculo, su flujo interno cambia de dirección. Si encuentra comida, concentra su energía hacia ese punto. Cuando los investigadores lo colocan en un laberinto con avena al final, logra encontrar el camino óptimo, como si resolviera un problema matemático. Su cuerpo entero es el pensamiento. 


Su comportamiento ha inspirado modelos de computación biológica y actualmente también importantes algoritmos de optimización en inteligencia artificial. 


Pero más allá de lo técnico, se plantea una pregunta esencial ¿y si la inteligencia no estuviera confinada en un cerebro, sino distribuida en la materia misma? 


El Physarum demuestra que la organización, no la anatomía, puede generar conocimiento. Su cuerpo vibra entre orden y caos, y en esa oscilación surge algo que, a falta de otra palabra, llamamos inteligencia biológica. 


Quizá sea que la vida siempre ha pensado, incluso antes de inventar cerebros. Nosotros, con nuestras redes neuronales, solo perfeccionamos lo que la materia aprendió hace millones de años: organizarse para persistir. La inteligencia en la vida que busca entender o sobrevivir al mundo que la rodea. 


Colección: LA MATERIA QUE PIENSA (Neuriwoman)
Capítulo 2.- Mixomicetos: el cerebro sin cerebro.




Comentarios

  1. Y eso que nosotros solo intentamos explicar cómo funciona lo que otro ha ideado. O nadie. O nada.A ver si va a ser todo casualidad..
    Si lo tuviéramos que crear o idear nosotros desde cero...
    Abrazooo

    ResponderEliminar
  2. Los hongos, interconectados por kilómetros, los propios bosques con sus mecanismos de regulación y supervivencia. Siempre los consideramos ajenos a cualquier inteligencia y, sin embargo, son capaces de algo muy parecido... Es lo malo de considerarnos la cúspide la evolución, no nos damos cuenta de lo poco especiales que somos ;)

    ResponderEliminar
  3. Un tema natural, y profundo a la vez. Algo "desconocido" que aparece en la palestra del ser humano...
    En esa interminable búsqueda, o por lo menos curiosidad por lo que va decubriendo.
    La pregunta es, ¿en ese irrefrenable deseo del ser humano por saber cada día algo más, en relación al mundo material, su presencia en la tierra, su, lo que cree ser, lo que realmente es, etc., ha conseguido algo sustancial?
    ¿Es el mundo actual a día de hoy el logro de tanta búsqueda, en lo que se supone mejorar la vida de todos los habitantes del planeta?
    ¿Va el ser humano en esa búsqueda constante en la dirección adecuada a sí mismo? ¿Priman otros valores? ¡Es lo "mental" la panacea universal, o sólo la distracción inconsciente... y casi interminable del individuo?
    Abrazos, Emilia. No cabría negar el interés que tus publicaciones despiertan.
    Buen finde!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario


Seguidores