“Brisa y arena,
reposan las barcas
bajo el cielo”
Colección de Haikus “Cuatro Estaciones”
(Neuriwoman) Otoño nº 2
Las barcas volcadas sobre la arena del otoño guardan un silencio que resuena más que el bullicio de verano. Allí, inmóviles, parecen mirar al horizonte con la nostalgia de quien sabe que su destino es el movimiento, pero que por ahora se verá obligado a la quietud. Una espera para rememorar que el tiempo transcurre, con independencia de que avancemos o permanezcamos quietos.
El tempus fugit —esa certeza de que el tiempo se escapa— se percibe con nitidez en la estampa de las barcas varadas. La madera blanca se erosiona, la pintura se cuartea bajo el sol, y la arena que las sostiene cambia de forma con cada brisa. Nada permanece igual, ni siquiera en la aparente quietud de una playa sin olas.
Cada barca encarna lo vivido que se acumula como capas invisibles sobre el casco, y lo venidero se diluye en un horizonte que nunca se detiene. Y nos recuerda que la vida, al igual que el mar, no espera.
El paso del tiempo no borrará sus huellas, pero las transformará. Lo que hoy vemos como un objeto estático —barcas alineadas en la arena— mañana será distinto: un nuevo desgaste, una marea que avance un poco más, un cambio en la luz del cielo.
En esa transformación continua se refleja la condición humana: somos viajeros en tránsito, varados solo por unos instantes, antes de que la corriente nos arrastre de nuevo. El instante es lo único que poseemos, y aún en la espera el tiempo sigue corriendo.
Fotografía de los paseos por la playa de Rincón de la Victoria, Málaga.

Me gusta el estado de esas barcas porque me gusta el otoño y porque también se necesita descansar, del trabajo, del bullicio, de la vida. Esa imagen me transmite paz y aunque se observe el paso del tiempo, el paisaje sigue siendo bello.
ResponderEliminarUn beso.
Así es, la vida pasa y no se detiene aunque nos toque descansar. Pero el descanso necesario y el tiempo que avanza inexorable son indispensables. Besos
EliminarBuenos días, esas barcas podrían ser el reflejo de nuestro cuerpo, las huellas quedan reflejadas con el tiempo.
ResponderEliminarUn beso 🙋🌹😘
Efectivamente Campirela, son como un espejo que nos refleja. Besos
EliminarMuy acertadas también tus reflexiones de hoy. Si tuviera que elegir el párrafo que me ha calado más hondo, sería el final: “ somos viajeros en tránsito, varados solo por unos instantes, antes de que la corriente nos arrastre de nuevo. El instante es lo único que poseemos, y aún en la espera el tiempo sigue corriendo”. Define lo que quizás seamos y lo único que albergamos, un instante perecedero del Tempus Fugit
ResponderEliminarTambién me gusta el párrafo que has elegido. Somos instantes. Un abrazo
EliminarMuy bonita la foto, yo también me quedaría con la frase final. creo que es muy cierta, estamos en tránsito, así que lo mejor es disfrutar del momento.
ResponderEliminarBesos.
Al fin, y al cabo, es lo que buscamos: la felicidad. Aprovechemos cada momento. Besos
EliminarEsto que escribiste es un reflejo de lo que estaba pensando justamente; en cómo a pesar de que todo parece inmovil, nada lo está realmente.
ResponderEliminarMuy hermosas palabras.
Un abrazo.
Gracias Janeth. Que casualidad que estuviésemos pensando en lo mismo. Besos
EliminarLa imagen de las barcas varadas en la arena de Rincón de la Victoria no es solo un paisaje: es una pausa visual, un suspiro detenido en el tiempo. La luz otoñal acaricia la madera erosionada como si quisiera consolarla, y la arena, siempre cambiante, se convierte en el lecho de una memoria compartida. Es una fotografía que no retrata objetos, sino estados del alma.
ResponderEliminar“Brisa y arena, reposan las barcas bajo el cielo.” Este haiku, breve como el instante que evoca, condensa la esencia del otoño: la quietud que no es abandono, sino contemplación. La brisa y la arena se convierten en cómplices del tiempo, y las barcas, en testigos mudos de lo que fue y de lo que aún puede ser. Un verso que respira con la cadencia del mar.
El cuerpo del post es una meditación sobre el tiempo y la transformación. Logras que cada frase se deslice como una ola suave, erosionando certezas y revelando verdades. Las barcas, alineadas en la arena, se convierten en metáfora de nuestra condición humana: quietud aparente, tránsito inevitable. El texto no solo observa, sino que escucha el silencio de lo vivido.
“Somos viajeros en tránsito, varados solo por unos instantes…” Este cierre es una joya filosófica. En él resuena la urgencia de vivir con conciencia del instante, sabiendo que la corriente nos arrastrará de nuevo. Es un recordatorio de que incluso en la espera, el tiempo no se detiene. Y que cada pausa, como cada barca, guarda una historia que merece ser contada.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias Enrique por tan espléndido comentario en el veo que estamos en sintonía. Un abrazo
EliminarMe encanta el encuadre, la composición y las luces de la foto y la similitud que estableces con nuestras vidas. Feliz día.
ResponderEliminarGracias Segundo, la verdad es que para ser una foto del móvil no quedó nada mal. Saludos
EliminarEstán esperando la llegada de u tiempo mas apacible y así que alguien surque ese mar a unos metros de donde se encuentran.
ResponderEliminarQue cierto de que esta vida es un momento ya que no sabemos a ciencia cierta si un segundo después ya no estaremos.
Saludos.
Pues si, Tomas, cada cosa tiene su tiempo en la vida. Saludos
EliminarPrecioso haiku y qué belleza la fotografía, y tu texto, tan poético...
ResponderEliminarEl tiempo se nos escapa, disfrutemos del instante, todo se mueve y todo es fugaz...
Es un estupendo recordatorio a nuestra consciencia; aquello que pasó no regresará, todo pasa...
Tu entrada se paladea y se disfruta, Emilia, y mucho.
Besos
Tu haiku captura con delicadeza el tiempo del otoño y la quietud de esas barcas, mientras que tus reflexiones sobre el tempus fugit invitan a una profunda contemplación. Me encanta cómo logras tejer una conexión entre la inmovilidad de las barcas y la naturaleza efímera de la vida, recordándonos que incluso en la pausa, el tiempo no se detiene. Tu frase “somos viajeros en tránsito” es sublime, un recordatorio conmovedor de la belleza y la fugacidad del momento presente. Gracias por compartir esta reflexión y por transportarnos a esa playa serena con tus palabras y tu fotografía. ¡Un abrazo cálido!
ResponderEliminarA uno le gustaría alargar ciertos instantes hasta el infinito y que otros pasaran lo más rápido posible, pero he aprendido que todos hay que saborearlos.
ResponderEliminarUn abrazo.
I like this photo very much, Emilia!
ResponderEliminarProfunda reflexión nuestro tiempo es corot y de valer la pena. Te mando un beso.
ResponderEliminarEl texto, cierto, ha merecido la aprobación de todos los comentarios. Y el mío va en la misma sintonía.
ResponderEliminarMe ha llamado la atención la última frase. El instante, la espera y el tiempo que pasa.
Consciente de que el tiempo pasa, a su ritmo, por lo menos el del reloj, me quedaría situar, a nivel personal, el instante, eso que "es lo único que poseemos", y la espera.
Y es esta última a la que reconozco no dar excesiva importancia. ¿La causa?
¡Ese instante único!
Siempe un placer, Emilia.
Abrazos.
En el mismo sentido, el paso del tiempo, te recomiendo, si no la has visto, la película "El sol del membrillo". Ahí se describe perfectamente el transcurrir del tiempo y el problema que representa para un pintor que quiere, en vano, plasmar en su lienzo el fruto del membrillo.
ResponderEliminarAbrazos!
Me encanta tu haiku y tu bello texto inspirador. Con lo que me atrae el tema del Tiempo... Nada más importante que comprender su funcionamiento.
ResponderEliminarAbrazo hasta vos!!
El tiempo pasa bajo la quilla de las barcas y va convirtiendo el presente en pasado y, a la vez, desgastando la madera, la pintura... lo que somos.
ResponderEliminarEl tiempo pasa bajo la quilla de las barcas y va convirtiendo el presente en pasado y, a la vez, desgastando la madera, la pintura... lo que somos.
ResponderEliminarReflexiones que llegan al corazón, las foto del Rincón de la Victoria es preciosa. Gracias por compartir.
ResponderEliminarAbrazos.
Incluso volcadas sobre la arena , como muy bien comentas tú , e incluso aunq ellas no quieran, el paso inexorable del tiempo sigue haciendo mella en su casco y erosisns la arena q se acumula bajo ellas ...las barcas tienen vocación de flotar en el mar y mientras permanecen varadas en tierra su tiempo discurre igualmente , sólo q ellas no lo disfrutan , pasa por ellas , me ha parecido una increíble metáfora de esos estados de decaimiento y postración en el q a veces se sume el ser humano volviéndose barcas volteadas en la arena ...la vida es un regalo demasiado hermoso para no ser desenvuelto y disfrutarlo en toda su plenitud...ya q nos han dado la oportunidad de navegar en este mar de la vida , hagámoslo y q las olas , la brisa y las gaviotas nos acompañen en este trayecto q navegamos instante a instante con marejada y mal en calma, pero siempre en el mar ; ) muy hermoso todo lo q compartes siempre aquí EMILIA, muchas gracias y un abrazo fuerte recién vuelta a este mar ; )
ResponderEliminarEl paso del tiempo acentúa su belleza, bella imagen acompañada de un texto maravilloso.
ResponderEliminarUna delicia leerte.
Besos
Hola Emilia, tu haiku me inspira paz, calma. Y esas barcas volcadas en la arena, me hablan de una pausa, un descanso, un tomar aire para luego retomar el camino. Muy reflexivo y bonito.
ResponderEliminarAbrazos
Precioso y recuerda el final del verano. ♥
ResponderEliminarPreciioso post Emilia. Reflexiones muy importantes. No podemos quedarnos en la orilla varados, la vida ha de seguir su curso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Preciosa foto, y esas barcas nos recuerda el cambio de estadio pero a la vez que el mar sigue siendo un lugar donde el alma descansa
ResponderEliminarVaya fotografía bonita y esas barcas tan quietas mientras su tiempo no deja de correr. Tienes una manera muy linda de reflexionar sobre cualquier cosa. Me gusta venir aquí porque me relaja
ResponderEliminarMe encanta la foto. Creo que una de esas barcas bien podría ser la representación de nosotros mismos, ansiamos recorrer nuestro mar que siempre estará ahí para nosotros aunque estemos llenos de agujeros.
ResponderEliminarUn besazo!
Son muy nostalgicas esas barcas quietas, esperando el regreso del mar. Tempvs fvgit... esas barcas represntan eso, son recordatorio de que incluso en la quietud el tiempo nos atraviesa. Hay q aceptarlo y tratar de encontrar una forma suave de seguir adelante.
ResponderEliminarSaludos, estimada Neuri.
Que bonito y que bien escrito. Un abrazo.
ResponderEliminarBeautiful text😘
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