Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad




"Es mejor encender una vela 
que maldecir la oscuridad"
(Confucio)
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Vivimos en una época en la que resulta fácil quejarse: de la política, del clima, del trabajo, de los demás. Sin embargo, este proverbio —atribuido a Confucio— propone un cambio radical de enfoque. “Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad” significa que ante un problema, por grande que sea, siempre es más útil actuar que lamentarse. 


La oscuridad es la adversidad, la ignorancia o el sufrimiento. Encender una vela, en cambio, representa la luz del conocimiento, de la esperanza o de la empatía. No se trata de una solución grandiosa, sino de un gesto pequeño que cambia la percepción del entorno. Una vela no elimina la noche, pero sí permite ver el camino. 


En el plano personal, invita a dejar de lado la parálisis del lamento. Cada vez que elegimos aprender en lugar de rendirnos, perdonar en lugar de odiar o ayudar en lugar de juzgar, encendemos una vela. 


En el plano social, el proverbio tiene aún más fuerza. Los grandes cambios no surgen del desánimo ni de la crítica vacía, sino de quienes, con gestos mínimos, inician algo nuevo: un acto de bondad, una palabra justa, una idea que inspire. 


Encender una vela es una metáfora de la responsabilidad individual. Cada uno posee la capacidad de aportar claridad al entorno que habita. En un mundo que se queja de la oscuridad, quien enciende una vela se convierte, sin saberlo, en un faro.

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