Mycobacterium vaccae.
Mucho ha llovido desde que Aristoteles transmitia sus enseñanzas y forma de pensamiento mientras paseaba por lugares abiertos con sus alumnos. Aristóteles fundó la Escuela peripatética en 335 a.C. cuando abrió su primera escuela filosófica en el Liceo en Atenas. El nombre de la escuela procede de la palabra griega 'ambulante' o 'itinerante'. Esto puede proceder, o bien por los portales cubiertos del Liceo conocidos como perípatoi, o bien por los enramados elevados bajo los que caminaba Aristóteles mientras leía.
Seguramente él desconocía la existencia de esa bacteria que mejora el aprendizaje, pero usaba los espacios abiertos para el aprendizaje de sus alumnos. Seguro que algo intuia, que los griegos eran muy listos. Y aunque la bacteria tiene nombre y apellidos: Mycobacterium vacae. Pero para andar por casa la llamamos la bacteria aristotelica o simplemente la peripatetica.
El contacto con una bacteria natural que vive en el suelo tiene un efecto antidepresivo, reduce la ansiedad y parece mejorar el aprendizaje, según un nuevo estudio realizado por investigadores del Sage Colleges en Troy, Nueva York (Estados Unidos), y presentado en la 110 Reunión General de la Sociedad Americana de Microbiología.
Se trata de Mycobacterium vaccae que, según la investigadora Dorothy Matthews, es una bacteria de la tierra que la gente suele respirar o incluso ingerir cuando pasa tiempo en un entorno natural. Anteriores estudios de M.vaccae demostraron que esta bacteria inyectada en ratones estimula el desarrollo de algunas neuronas que aumentan los niveles de serotonina –compuesto químico cerebral vinculado al estado de ánimo - y reducen la ansiedad.
En su nuevo experimento, Matthews y sus colegas alimentaron con esta bacteria viva a un grupo de ratones y evaluaron su habilidad para moverse dentro de un laberinto, en comparación con ratones de un grupo de control que no consumieron la bacteria. "Descubrimos que los ratones alimentados con la M. vaccae se movieron por el laberinto más rápido y con menos ansiedad que los ratones de control", ha señalado Matthews. No obstante, una vez eliminada la bacteria de la dieta de los ratones, el efecto se atenuó hasta desaparecer, lo que sugiere que es temporal.
La investigadora cree que, aunque el nuevo estudio fue llevado a cabo en ratones, podría especularse que pasar tiempo en el exterior donde está presente la M. vaccae podría tener también un impacto positivo en humanos. "Los humanos somos un 'hotel microbiano' ya que contamos con unos 10 microbios por cada célula que tenemos en nuestro cuerpo”, explica “Sería interesante especular sobre la posibilidad de que crear ambientes de aprendizaje en las escuelas que incluyeran tiempo en el exterior, donde la M. vaccae está presente y puede reducir la ansiedad y mejorar la habilidad para aprender a realizar nuevas tareas", sugiere Matthews.
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