Las NeuriZapatillas atacan de nuevo.
Seguro que algunos todavía recordáis cuando me compre mis últimas zapatillas rojas. Con esos ojitos de cangrejo enfadado y esa boquita llena de dientes que prometían un confort atemporal. Recuerdo que salí de compras teniendo muy claro lo que quería para esta ocasión. Las quería tan originales como la dueña, con una fuerte personalidad y algo desafiantes hacia los malos tiempos. Sinceramente no quería unas zapatillas tontorronas y acogedoras , de esas que dejan acercarse a la gente tanto que hasta se paran a pedirte autografos porque ya saben que eres famosa porque escribes un blog. Ya sabéis como que perteneces a otra esfera, la llamada blogosfera. Y tus zapatillas anónimas les sonrien amablemente y hasta les permiten que se suban sobre ellas para que los fans alcancen mejor su maquiavelica misión de meterte el boli en un ojo. Porque no me gustan esa clase de zapatillas que aun...