El naufragio. (3)
3.- BIENAVENTURADOS LOS “COLGAOS” PORQUE ELLOS NUNCA NECESITARÁN PERCHA.
Ya han pasado más de veinticuatro horas y Paola se encuentra nuevamente en el mismo lugar, su habitación de estudio. Desde su mesa junto a una de las ventanas se divisa un trocito de mar hacia el que mira con frecuencia cuando se cansa de los libros.
Pero hoy su vista no quiere volar tan lejos, y quedo prendida en la calle, sus coches, sus gentes…y como casi sin darse cuenta ese recuerdo se coló de nuevo en su mente. Surgió como los restos de un naufragio, trozos de algo flotando sobre la nada. Imágenes y voces perdidas en la niebla que preferirías no haber recordado como el naufrago que evita volver a la noche de la tormenta.
Ahora después de haber sobrevivido a esa pequeña tempestad empiezas a mirar el horizonte y a reconocer que aquel informe trozo de madera que flota a la deriva es tu pequeño y personal “baúl de los recuerdos”. Entreabierto y desvencijado, por un lado no te permite ver su contenido, pero por otro te tienta para acercarte y abrirlo de par en par.
Sin embargo, Paola no siente curiosidad, solo siente miedo, mucho miedo de volver a convertirse en aquella niña asustada y encarcelada en un mundo de mayores. Vulnerada, incomprendida, desamparada y sobre todo naufragada una vez tras otra.
Continuará en: Como una Extraña. (4)
Hola guapa ,ya e leido ,las dos partes y la veradad esta muy interesante ,a ver como termina todo para la pobre paola ,un beso de pitufa.
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