El hilo de Tao.



Mira a Tao y no lo verás; se le llama incoloro.

Escucha a Tao y no lo oirás; se le llama silencioso.

Palpa a Tao y no lo tocarás; se le llama inmaterial.

Faltan palabras para esbozar esta triple indeterminación;

por ello se fusionan en una.

Lo más elevado de Tao no está en la luz;

su más ínfimo no está en la oscuridad.

Tao es eterno y no puede ser nombrado con un nombre;

ininterrumpidamente retorna al no-ser.

Te aproximas a Tao y no ves su comienzo.
Le sigues y no ves su final.
Debes sondear el Tao de la antigüedad para poder gobernar

sobre la existencia del presente.

Quien conoce el principio de lo originario,

posee el hilo de Tao.


Lao Tse, Tao Te King, capítulo 14, Libro I


Fuente: http://lacomunidad.elpais.com/


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