El Bosque del Miedo. (2)


2.- BIENAVENTURADOS LOS “COLGAOS” PORQUE ELLOS NUNCA NECESITARÁN PERCHA.

Intentando afrontar sus miedos, Paola se adentra en el bosque de su mente, descalza, despeinada, ocultando su rostro entre su larga melena. Cabeza caida como si quisiera ocultarse bajo el pelo a la vez que quisiera no ver nada, ni los pajaros negros que se acercan revoloteando a su alrededor ni tampoco saber hasta donde se adentra el camino.

Arrancada subitamente de su cama y todavía descalza, se encuentra sola en mitad del tebroso bosque de sus pesadillas. Transportada a su niñez, reviviendo esa extrema sensación de frio, con el único abrigo de su camisón blanco. Sus pies desnudos le transmiten la humeda frialdad de las hojas caidas, llovidas, mojadas, podrídas y nauseabundas.  Junto al tenue dolor de los palitos que se clavan en sus desnudos y tiernos pies de colegiala.

Avanza poco a poco pero la nube de pájaros negros, que como augurios de mala suerte, salen a recibirla, no la dejan avanzar. Comienzan su frenetico ataque para echarla de alli. Asustada intenta evitar sus picotazos abriendo su paraguas para que se estrellen contra él. Y otras veces intentando golpearlos directamente. Paola solo quiere protegerse de ellos para poder llegar hasta ese Gran Pajaro negro, el mas viejo, feroz y cruel de todos. Pero sus fuerzas fallan en aquel bosque inanimado donde Paola de nuevo se asusta y  su corazón de niña sale corriendo nuevamente sin poder dejar atras su recuerdos.

Es como si su mente se hubiera convertido en un macabro video atascado que pasa una vez y otra las mismas imágenes, sin poder rebobinar ni seguir adelante. Para Paola es como si se hubiese quedado atrapada y congelada en ese breve fragmento de miedo, soledad e impotencia de su infancia.

Continuará en: El Naufragio (3).






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