Esos clavos en el alma.
Cuidemos el verbo y recordemos éstas tres cosas que nunca vuelven atrás: la flecha lanzada, la oportunidad perdida y la palabra pronunciada.
Que porque os cuento esto, pues sencillamente porque todavía hay demasiada gente que piensa que un ataque de ira en el que gritas al otro, en el que pegas un puñetazo a la mesa, no tienen importancia. No es violencia, y no tocas a la otra persona por lo que piensas que nunca llegas a dañarla.
Sin embargo cada palabra lanzada con ira hace daño, cada grito hiere, cada mirada iracunda duele...por eso debemos controlar esa ira que llevamos dentro y que no nos lleva a ninguna parte. Por ello es importante que nos despojemos de toda la ira que nos acompaña.
Cuentan que habia una vez un chico con tal mal caracter, que siempre estaba enfadado y a todo contestaba de mala manera, con gritos y con voces airadas. Cuando se le pasaba y se tranquilizaba decía que él era así, que no podía evitarlo y que jamas podría controlarse.
Pero su padre encontro la forma de ayudarle a vencer su mal caracter y le entrego una bolsa llena de clavos al chico. Con la condición de que cada vez que perdiera la paciencia o discutiera con alguien tenía que clavar uno de los clavos en la valla del jardín.
El primer día se sulfuro tantas veces como los 50 clavos que tuvo que clavar en aquella madera de la valla del jardín. Cada día que pasaba le resultaba más cansado clavar tanto clavo y a la vez se iba dando cuenta de que se enfadaba muchas mas veces de lo que el pensaba.
Transcurridas varias semanas descubrío que era más fácil controlarse que plantar clavos en la madera. Y llego el día en que no tuvo que clavar ninguno. Muy contento el joven fue a contarselo a su padre y este le respondio que el trabajo no había terminado.
Ahora el trabajo sería a la inversa y el padre le dijo entonces que quitara un clavo de la cerca por cada día que no perdiera la paciencia. Los días pasaron y finalmente el joven pudo decirle a su padre que había removido todos los clavos. El padre condujo a su hijo a la cerca del jardín y le dijo:
- Hijo mío, te has comportado bien, pero mira todos los huecos que hay en la cerca. Ya no será jamás como antes. Ahora la madera ha quedado debilitada, llena de agujeros, dañada...Porque cuando te peleas con alguien y le dices algo que hiere o maltrata, también le causas una herida como éstas pero en el alma.
Tú puedes clavar un cuchillo en un hombre y después retirarlo, pero aunque no le causes un daño grave siempre le quedará una herida. Sin importar cuantas veces te disculpes, la cicatriz permanecerá...".
Esta valla de madera tampoco será nunca mas la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tu puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del mal modo como se lo digas lo devastara, y la cicatriz perdurara para siempre y le ira debilitando día por día.
Porque una herida verbal hace tanto daño como una herida física.
Así que aprendamos a controlar siempre nuestra ira y a utilizar las tres palabras mágicas: amor, gracias y por favor.
Pura música tu texto, pero música de la buena.
ResponderEliminarDemuestras una sensibilidad sublime. Me ha gustado mucho. Es verdad, no me gusta nada ver una madera con agujeritos... no lo soporto.
Amiga yo pienso que incluso hiere más la palabra que el golpe, observando un simple y cotiano caso...la bofeta de una madre hacia su hijo en un tiempo se olvida y vuelve a amarla y a mirarla como la muejr de su vida; ahora bien, el rechazo, una mala palabra, un chillido, una cruel mirada...se guardará en la mente de ese niño probablemente hasta el resto de su vida. Debemos tener cuidado de no hacer este tipo de daño. Un beso.
ResponderEliminarMagnifica entrada. Cuanta razón tienes en tu comentario, una palabra hiriente, un insulto, una ofensa verbal es como un cuchillo que se clava en el alma del destinatario y que deja una herida que algunas veces no cicatriza.
ResponderEliminarme quedo con tus tres últimas palabras, amor, gracias y por favor.
Un abrazo.
Tenemos que sacar esos clavos como sea, aveces es mas facil si alguien nos ayuda.
ResponderEliminarun abrazo
Gran realidad y que pocos son capaces de reconocerlo y quienes lo hacen son tachados de exagerados o neuróticos. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEs verdad, las heridas del alma son las que más duelen.Fue muy especial leer este texto.
ResponderEliminarBuenas noches, Neuriwoman.
Es muy cierto, las palabras pueden matar... he conversado de esto con mi esposa muchas veces, para que ambos evitemos dejarnos llevar por la ira y hacernos daño.
ResponderEliminarMuy buena reflexión amiga, muchas gracias.
Un abrazo grande.
Me ha gustado la leccion del padre al hijo...un besote preciosa
ResponderEliminarmenuda paliza a trabajar!!!
ResponderEliminarQue bonita historia... Y qué real!
ResponderEliminarGracias por compartir. Namasté.
Buenos consejos hoy.
ResponderEliminarMuy buenos.
Besos.
Preciosa entrada Neuri, que razon tienes. deberiamos de aprender a controlarnos. Gracias por tus consejos, por tus enseñanzas
ResponderEliminarUn beso
Esto lo tendríamos que tener siempre presente. Lo que pasa es que luego se nos olvida y vamos dejando maderas agujereadas incluso sin darnos cuenta.
ResponderEliminarEstupenda entrada!
Que razom, las heridas que no ven hacen mucho daño. Gracias y por favor tenia que ser obligado, no entiendo las cosas, ahi creo que lo digo todo. Besos
ResponderEliminarMagnífica entrada, Neuri. Si me permites la voy a copiar y mandar a mis amigos y familiares.
ResponderEliminarDe todas formas pienso que el agresor verbal que tiene capacidad de pedir perdón, la cicatriz que deja es prácticamente imperceptible.
Saludos.
Que gran lección, que poca atención prestamos a veces a los agujeros que nuestras palabras van dejando. Me encantan las fotos de los clavos :)
ResponderEliminarUn beso, guapa
Mónica: Me alegra que te haya llegado la melodia, porque todavía hay personas durillas de oido.
ResponderEliminarBesotes.
Xaquelina: Tienes razón en que a veces duele mas un mal gesto o una malapalbra que un bofeton. Pero en la generalidad depende de quien lo diga o lo haga, y a quien lo dirija. Supongo que depende de las variables que entran en juego. Y sobre todo si no es un simple bofeton.
ResponderEliminarHola guapa , gracias por pasar por mi blog pero llevo , varios días con un dolor de cabeza que no me veo , y es que araiz de estropearse el blog , an sido muchas las personas que me an ayudado , por eso no e podido estar con tigo , ya e can biado la platilla , espero que ahora si puedas entrar , era un problema de unos codigos o gachets que no eran compatibles con mi plantilla , besos de pitufa.
ResponderEliminarIglesiasoviedo: Estoy de acuerdo con tu reflexión, sobre todo cuando una herida cierra en falso y se anida el rencor en tu corazón y en tu relación con esa persona.
ResponderEliminarPocofre: veras mi joven amigo es más importante el intento por controlarse y no dar lugar a tener que clavar ninguno de esos clavos. Porque aunque puedas quitarlos siempre queda alguna cicatriz, y si son muchos debilitan el alma al igual que la madera.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Emejota: imagino que hay almas más sensibles unas que otras, por eso algunos no comprenden que un ataque de ira es un paso más en el descontrol de tus acciones y tus palabras.
ResponderEliminarOtro fuerte abrazo para ti.
Luna: celebro que te haya gustado amiga. Besos.
ResponderEliminarCarlobito: cuando una pareja discute hay veces que se sube el tono de la conversación; pero cuando se deja entrar la ira entonces se sacan palabras tan ofensivas que la mayoría de las veces ni se sienten. Creo que se dicen más para molestar al otro, que porque realmente se sientan.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte amigo mio y cuidate.
Fibonacci: Seguro que cualquier dia de estos me creas una bella historia sobre el poder de la palabra.
ResponderEliminarNoelplebeyo: No te digo na, que ya se que en tu trabajo las palabras se cogen con papel de fumar.
ResponderEliminarBuena jornada laboral.
GomenNasai: Muchas gracias a ti por venir hasta aqui a leerla. Un beso.
ResponderEliminarTorosalvaje: Lastima que de buenos propositos este el mundo lleno. Habrá que hacerlos realidad.
ResponderEliminarGuadalupe: Hola mi niña, me alegra verte por aqui. Lo cierto es que hay aprender a controlarse sin querer controlarlo todo.
ResponderEliminarMil besos de colores.
LaLolaSh: habrá que tomar rabillos de pasa para mejorar la memoria.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Chus: en esto pasa como con algunas enfermedades, no por tener sintomas mas dolorosos y alarmantes es peor. La mayoría de las veces las enfermedades mortales avanzan de modo silencioso. Uff.. que trágica me estoy poniendo.
ResponderEliminarUn abrazo amiga mia.
JotaMate: muchas gracias amigo mio, me alegra que te haya gustado.
ResponderEliminarSaludos.
Almalaire: Gracias guapa, a mi también me han gustado mucho las fotos de los clavos. Aunque no se si el artista era el que los clavaba o el que hacía las fotos.
ResponderEliminarUn beso.
Pitufa: espero que pronto tengas solucionado el problema del blog y podamos seguir leyendote como siempre.
ResponderEliminarUn besazo.
Vaya mensaje tía !!! Pero tu ¿quién eres? a parte de SuperHeroína del Mundo de los Blogs...¿eres un ángel de la guarda? o algo así?
ResponderEliminarBonita lección. Un beso.
Ainss...Rombo, pero que imaginación que tienes para todo. Anda calla, calla... que vas a descubrir mi identidad verdadera.
ResponderEliminarUn beso.
ANTES QUE NADA QUIERO AGRADECERTE EL SEGUIR MI BLOG Y LA OPORTUNIDAD DE SEGUIR EL TUYO. Y EN CUANTO A LA ENTRADA, DEBO DECIR QUE LOGRA SU OBJETIVO: ATRAER Y MANTENER EL INTERES DE QUIEN LO LEE, PERO TAMBIEN TE DEJA PENSANDO... PUES CREO QUE TODOS EN ALGUN MOMENTO PASAMOS POR UN ATAQUE DE IRA. UN BESO GRANDE Y NOS ESTAMOS VIENDO POR AQUI.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Neuri, aunque es difícil, hay que intentar siempre tratar como uno quiera ser tratado.
ResponderEliminarAbrazos amiga.
Guapa Neuriwoman:
ResponderEliminarNo sabes cuanto estoy contigo en esto.
Siempre se lo digo a mis hijos: Nunca se habla con la ira en la mente. Mejor calmarse y luego hablar.
La herida que produce la palabra pronunciada cura, pero deja una profunda cicatriz.
Besote
Un relato precioso y a la vez muy real, es verdad que a veces las palabras hieren más que un golpe y pueden dejar profundas cicatrices...después de leer este relato trataré de controlarme cuando me enfade con alguien.Saluditos
ResponderEliminarTama: muchas gracias por tu comentario y ya sabes que si me necesitas en algo, siempre estoy por aqui. Aunque no pueda escribir a veces.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Acróbata: Al cien por cien contigo, así que ya sabes a tratarme como a una reina. Ja,ja
ResponderEliminarSaluditos.
Manuel: sabio consejo en la forma en que educas a tus hijos, pero cuando se esta airado es dificil frenar las palabras que pugnan por salir en una de esas explosiones de ira.
ResponderEliminarAunque ellos tienen la ventaja de un "aprendizaje vicario" a ver en ti la tranquilidad y la tolerancia que siempre te acompaña.
Saludos cordiales.
Charo: me alegra de que ya seamos unos cuantos los que tomemos nota de no enfadarnos asi como asi. Ni siquiera con nuestras flores, que a ellas también les gusta más que les pongas música a que les grites que no crecen.
ResponderEliminarUn beso horticultora amiga.
Tendré que decirle a alguien que conozco eso de los clavos, a ver si funciona.
ResponderEliminarUna historia muy bonita.
Hola!!
ResponderEliminarSi que es cierto que tengo mis espacios un poco abandonados... jiji
Conocía esta historia y me encanta... ¡lástima que en mi ciudad no casas con jardín vallado! Algunas personas necesitarían el tratamiento de ese chico... Esa es una de las razones de que, en ocasiones, las mariposas dejen de volar... todavía me duelen las heridas, pero cada día menos ;)
Un beso gordo!!
Verónica: Seguro que a mas de uno habría que contarsela, y decirle despues: "a ver si te enteras regadera" que son las palabras mágicas para que hagan más efecto.
ResponderEliminarBesitos a Dama y su dueña.
Una Birabola: pues si no teneís vallas a mano podeís clavarlos en la parte de atras de las puertas (pobrecitas ellas) o comprarse un buen tablón en la carpinteria.
ResponderEliminarBesos más gordos todavía.
Es cierto, hay que dejar la ira fuera y en vez de decir palabras hirientes, otorgar sonrisas. Hay que practicarlo más.
ResponderEliminarMe gustó la entrada.
Un abrazo
Llego aquí desde emejota y me doy cuenta de que la valla de mi jardín debe estar terriblemente dañada...
ResponderEliminarQue forma tan sabia de dar una lección, pues en efecto para ese chico fué más cansado clavar clavos que controlar su carácter..estoy de acuerdo que hay palabras o golpes que se dan en un momento de ira y que dejan una huella que dificilmente se pueden borrar....besos Neuri
ResponderEliminarINGENIO.
ResponderEliminarAsombrosa entrada, dulcifica la dureza.
Saludos.
Hermosas palabras, sobre todo porque me han hecho pensar mucho en tan solo 1 minutos que me tomo leerlo :)
ResponderEliminarTe lo agradesco mucho.
:)