Relatos Jueveros: La Era Lemniscata de la transhumanización.
Con este relato me sumo a la propuesta de los Relatos Jueveros, propiciados por nuestra amiga Neogeminis, con el color verde como protagonista. Podéis clicar en la imagen para conocer más.
CRÓNICA ESMERALDA
Días como hoy se diluían entre los demás… jornadas anodinas en las que la rutina me arrastraba por historias previsibles, hasta que algo cambió. Me vi inmersa en la Era Lemniscata y asistí, en primera fila, al nacimiento de una nueva humanidad formada únicamente por inmortales en plena transhumanización. Y no fue gracias a la tecnología, sino a algo inesperado, que saltamos nuestros límites biológicos.
Todo comenzó con el deshielo del permafrost ártico. Entre restos de musgo fósil y bacterias prehistóricas, emergió un virus cerebral dormido desde hacía milenios. No era patógeno, sino catalizador. Al infectarnos, reconfiguró silenciosamente nuestras sinapsis. La mutación nos llevó más allá del homo sapiens, a una especie transhumana capaz de manipular cualquier tecnología y el espacio-tiempo solo con el pensamiento.
Por efecto del virus nuestro mundo también se volvió lentamente verde. Al principio, era un verde primavera, luminoso, fresco, promesa de nueva vida. Pero pronto se volvió denso, invasivo. El cielo, el mar, incluso nuestros cuerpos se tiñeron de ese color. Nuestras neuronas parpadeaban en verde neón cada vez que se encendían, como si toda la conciencia tuviera clorofila en lugar de electricidad.
Nuestro cerebro reptiliano despertó envuelto en un musgo mental ancestral. El neocórtex, por su parte, nos llevaba a explorar futuros posibles, impredecibles y temibles a la vez. Verde selva era la matriz de los pensamientos: húmedos, confusos, eternamente brotando. Incluso adquirimos la habilidad de navegar por el interior de nuestros cuerpos como quien explora una selva bioluminiscente.
Pero lo fascinante pronto se volvió excesivo. Después nos abrumó el aburrimiento. El verdinegro se convirtió ahora en el velo de la hiperconsciencia y la soledad: invasiva, tóxica, inevitable. Nuestra recién estrenada inmortalidad pronto nos agoto. Y descubrimos, con dolorosa claridad, que solo amábamos la vida porque sabíamos que puede acabarse. Ahora nuestro propósito ancestral en la tierra ya no existía, ni fuera de ella tampoco.
Entonces, voluntariamente, comenzamos a desconectarnos, sumergidos en cápsulas especiales para olvidar. Así, quizás, algún día, en ese olvido podríamos volver a rebrotar como los seres humanos que un día fuimos. Mortales, con virtudes, con defectos, y sobre todo con todos los matices de nuestra humanidad.
Tu relato me da miedo ¿y si un día se hace realidad?
ResponderEliminarSAludos.
Hola Manuela, cualquier escenario posible tiene probabilidades de suceder. Este y muchos más, pero al igual que no vamos mirando al cielo asustados porque nos caiga un meteorito tampoco podemos asustarnos por todo lo demás. Hay que vivir con responsabilidad y sobretodo con alegría
EliminarEste es precisamente el tipo de relatos que me encantan, como mezcla de futurismo, SciFi junto con leyenda fantastica....
ResponderEliminartienes un universo completo en mente, buena eleccion para contestar el reto de esta semana,
simplemente me pone a alucinar tu narrativa
Celebro que te haya gustado, a mí también me gustan los de ciencia ficción con un pequeño toque reflexivo como este.
EliminarRelato de una gran intensidad, tanto a nivel físico, psicológico como filosófico. Es un mundo tan diferente al nuestro que da cierto temor que se convierta en realidad. Esa inmortalidad vacía, sin futuro ni esperanza es aterradora. Menos mal que al final fueron los suficientemente inteligentes para volver a querer ser, simplemente humanos. Te felicito por tu relato. Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, Tutankamon. Aunque todos los mundos humanos son iguales, nos asusta la muerte y también no saber que hacer con tanta vida en caso de volvernos eternos. Creo que de momento nuestra conciencia se encuentra más cómoda en un marco temporal que nos hace apreciarla como todo aquello que se vuelve escaso. Ya sea agua, comida, dinero o cualquier clase de recursos. Abrazos
EliminarSabes este relato es superinteresante , aunque hay que leerle bien despacio , hay cosas que se me escapan, aun asi lo releo y me empapo de toda esa sabiduría que nos ofreces. Gracias,Neu, siempre es muy gratificante aprender cosas nuevas.
ResponderEliminarBesitos, muchos.
Gracias a ti, Campirela. Por leerlo con tanta atención, te lo agradezco mucho. Besos
EliminarUn gran relato corto de ciencia ficción, de esos que luego te convierten en una película :) Lo que nos hace humanos, para lo bueno y para lo malo, es un cúmulo de física, de química, de azar.. de todo. Cuando eso se desequilibra, dejamos de ser humanos.
ResponderEliminarPues si, somos humanos por una serie de características y si tuviéramos otras pues seguramente seríamos otra cosa. Saludos
EliminarHola Neuriwoman!
ResponderEliminarEsa nueva especie prometía, por sus avances y nuevas habilidades. Pero supongo que nada es perfecto! Me ha gustado mucho esa explosión de verde que casi se respira, y que inunda el relato en cada rincón y rebosa por todas partes! Je, je! Me ha encantado tu historia! Un abrazote!
Muchas gracias Marifelita, muy amable por tu parte. Un abrazo
EliminarEl comienzo, con esos días anodinos que se rompen de pronto por el nacimiento de la Era Lemniscata, me ha atrapado con una ternura curiosa y expectante. ¡Qué imagen tan increíble, asistir al surgimiento de una nueva humanidad inmortal, no por máquinas, sino por un virus ancestral liberado del permafrost! Me emociona imaginar ese catalizador reconfigurando nuestras sinapsis, llevándonos más allá de lo que jamás soñamos, a un estado transhumano donde el pensamiento domina el espacio y el tiempo.
ResponderEliminarGracias por esta Crónica Esmeralda, tan verde, tan viva, tan sentida.
Como la vida misma todo transcurre en paz y armonía, hasta que algo desata el caos,. Y vuelta a reorganizar el sistema
EliminarThank you, Emilia, for the scary story of human development.
ResponderEliminarThank you Very Much
EliminarMe gusto relato da miedo que ocurra en verdad. Te mando un beso.
ResponderEliminarOtro beso grande para ti
EliminarNo puedo más que pensar que si una supuesta nueva humanidad algún día consigue la inmortalidad, sería la perpetuidad de un gran error. Espero que jamás lo consiga.
ResponderEliminarSeguro que si, un error 404; el mayor desastre del universo conocido y por conocer. Además si somos inmortales hasta el suelo del planeta se hundiría con ese despropósito.
EliminarEstupendo relato de ciencia ficción que narra el ascenso y la caída de una nueva especie humana derivada de aquella que maltrató a la naturaleza. Y todo ello decorado de verde.
ResponderEliminarAbrazos!
Gracias Ethan, he tenido que reducirlo para que quedase en las 350 palabras de la convocatoria. Saludos
EliminarEl ser humano en cualquier condición nunca está contento con lo que tiene. Un relato inquietante desde el principio al fin.
ResponderEliminarBss
Efectivamente, somos una especie difícil de contentar. Un beso
EliminarMadre mía imagino todo en verde invasivo, con el clorofila. Me has llevado hasta allá de verdad, qué imaginativa has sido, parece que ido viendo secuencias en una peli de ciencia ficción, la verdad es que me ha encantado cómo lo has plasmado, un placer leerte.
ResponderEliminarBesos.
Algún día hasta podría convertirse en una película o en una realidad, no sabemos. Un abrazo
EliminarUn relato que estremece. Besicos
ResponderEliminarSi, un tema candente con el cambio climático y el permafrost derritiéndose en la realidad. Abrazos
EliminarEspectacular tu historia, realmente impactante, hasta un cachitin de temor me dio. Aplausos, querida Neuri.
ResponderEliminarGracias Hada, el permafrost guarda muchos secretos que preferiríamos que quedaran ahí por mucho más tiempo. Un beso
EliminarEste relato nos lleva a algo que siempre parece el ser humano a querido desde los mas lejanos tiempos de su existencia. Te comento esto por que el idílico mundo que nos relatas se asemeja al Paraíso que nos relata la Biblia, en el que al parecer no nos faltaba de nada.
ResponderEliminarSaludos.
Y al igual que Adan y Eva, nos va la marcha de sufrir y penar. Quizás es porque los Paraísos son muy aburridos. En el experimento de Universo 25 sacaron unas escalofriantes conclusiones. Un saludo
EliminarQué relato tan poderoso e inquietante. Has tejido con maestría una distopía verde que, más allá de la ciencia ficción, nos habla del alma humana. Me impactó especialmente cómo transformas la inmortalidad en una cárcel silenciosa. La idea de “volver a brotar” como humanos, mortales y plenos de matices, es profundamente poética. Gracias por esta Crónica Esmeralda, tan brillante como reflexiva.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Neuriwoman.
Gracias a ti, Enrique. Es un relato y una reflexión, a igual nivel. No soy de escribir muchos relatos pero si de reflexiones, aunque últimamente me estoy acostumbrando a participar en los de los jueves y me lo paso muy bien. Abrazos
Eliminarme gustan esas historias distópicas. sobre todo después de leer la trilogía 'lágrimas en los ojos' de rosa montero el verano pasado.
ResponderEliminarse dice que vivimos en el mejor mundo de los posibles. morir a nadie le gusta, pero en otro escenario nos daríamos cuenta de que la inmortalidad tampoco es un chollo.
abrazos!!
Hola Chema. La vida en general es una distopia y a los únicos que le interesa la inmortalidad es a los que viven muy bien en esta vida y quieren perpetuar su hedonismo. Los que sufren miran a la muerte de frente y no quieren en general alargar su agonía. Un abrazo
EliminarMuy buen relato, realmente podría ser así, después de todo al descongelarse el hielo de los polos podría encerrar algo que modificara nuestro mundo tal como lo conocemos, muy bueno
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
Gracias Patricia, no hay que irse muy lejos en el tiempo, ya que hace poco tuvimos un virus, el COVID, que puso todo el mundo patas arriba y marcó un antes y un después en muchos niveles de la existencia humana y la sanidad. El permafrost es un cofre repleto de ellos y sanitariamente no estamos vacunados para ninguno. Abrazos
EliminarTentaciones me entran de ir a siberia con un calienta hielos, a ver si encuentro el virus , lo patentó y me hago de oro. Con gran dolor de corazón, y con todo el dinero que sacaría, tendría que censurar este relato; al menos el final😜
ResponderEliminarApología de la muerte, podría titularse.
Admirable , hacer un relato filosófico, basándose en un color.
Abrazooo
Me cuesta poco imaginarte con tu calientahielos que ya sabemos que eres capaz de eso y de más.
EliminarY no es una apología de la muerte como tal, es solo una reflexión sobre como los humanos seríamos incapaces de sobrellevar el tedio y la falta de un propósito en la inmortalidad. Cierra los ojos e imagina que el tiempo se congela en este instante y el mundo contigo también. Después el tiempo ni siquiera existe, sólo quedas tú sin saber que hacer. En resumen, ser inmortal es un muermo.
Pero qué buen aporte, Neuri! Fantástica moraleja nos dejas. Me gustó mucho. Muchas gracias por sumarte. Un abrazo
ResponderEliminarPero qué buen aporte, Neuri! Fantástica moraleja nos dejas. Me gustó mucho. Muchas gracias por sumarte. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Monica. Siempre es un placer participar en tus retos. Abrazos
EliminarLa premisa del virus catalizador es genial, evocando tanto avances tecnológicos como mitos de transformación, y el uso del verde como símbolo de vida, exceso y toxicidad es potente. La narración, en primera persona, transmite la maravilla inicial y la posterior desolación de la inmortalidad, culminando en una reflexión profunda sobre la mortalidad como esencia de la humanidad. El final, con la elección colectiva de olvidar, es emotivo y filosófico, aunque deja preguntas abiertas sobre el proceso de “rebrotar”.
ResponderEliminarTe felicito.
Muchas gracias por tu comentario Marcos. Efectivamente el final es un final abierto, no solo el debate y la reflexión, sino también porque este es un pequeño fragmento de un relato mucho más extenso y no lo he podido condenar en las 350 palabras del reto. Saludos
EliminarQuerida amiga Neuriwoman, bravo!
ResponderEliminarNão estamos imunes a tantas coisas inimagináveis no século atual.
Sua imaginação deu margem a questionamentos interessantes.
Estamos, independente, de sermos "tingidos de verde" perdendo já nossa condicão humana...
Muito boa criatividade com um teor profético no que abordei no parágrafo anterior... quiçá?
Tenha dias abençoados!
Beijinhos fraternos de paz e bem
Muito obrigada, minha amiga Roselia. Agradeço suas palavras sempre gentis e fico feliz que tenha gostado da abordagem. Espero nunca passar por situações como essa e que todas elas estejam contidas em uma história fictícia.
EliminarUn virus... Cuanto me trae a la memoria...
ResponderEliminar"quizás, algún día, en ese olvido podríamos volver a rebrotar como los seres humanos que un día fuimos."
Parece una premonición al planeta. Quizás algún día la raza humana aprenda la lección.
Me encantó de principio a fin.
Un abrazo
Muchas gracias Nuria, antes este tipo de relatos quedaban circunscritos únicamente a la imaginación. después del COVID ya sabemos que es una realidad que acecha aunque hay que vivir y vivir felices
EliminarUff. Me sorprende la facilidad con que has descrito ese cambio, esa mutación extraña que lleva a la humanidad a convertirse en algo tan abstracto.
ResponderEliminarY tu reflexión... tenemos lo que muchos llegamos a anhelar, pero nos damos cuenta de que la vida no tiene sentido sin la muerte...
Impresionante!! Un abrazo.
Así lo expresaron muchos filósofos y pensadores a lo largo de la historia. Por mi parte, solo me permitido recordarlo e integrarlo en este relato para darle alma y que no quedarse solo en una historia de fantasía.
EliminarUna maravilla de texto que me ha hecho reflexionar y no creas que me gusta mucho lo que he pensado. Tienes la virtud de contar las cosas ta reales que las haces vivir tal cual si fueran verdad.uffffff
ResponderEliminarBesos mil
Yo también lo creo, Tracy. A todos nos perturba un poco pensar en estas cosas, de peligros que nos acechan. Menos mal que la especie humana es olvidadiza para la historia y todo lo demás, besos
EliminarHola,
ResponderEliminarTu relato me ha fascinado, de veras. Me ha dejado dándole vueltas al melón sobre hacia dónde podría encaminarse el porvenir de la humanidad (si es que aún nos queda porvenir, claro, ejem). El asunto este del transhumanismo... uff, qué cosita. Por un lado, el abrazo a las máquinas promete casi una suerte de eternidad artificial; por el otro, tampoco es que nos ilusione convertirnos en tostadoras con conciencia, ¿no? 🧐
Ambas sendas, cuanto menos, dan su miedito. Y eso, justamente, es lo que lo hace tan interesante.
Un placer leerte.
Ahí le has dado, que porvenir a este ritmo tenemos poco. Consumiendo convulsivamente, contaminando igual, sobre población, huella de carbono…que al final no vamos ni a necesitar virus ni permafrost. Abrazos
Eliminar¿Por qué esos seres temen a la inmortalidad y desean ser imperfectos?
ResponderEliminarBesos.
Hola Demiurgo, yo me atrevería a aventurar que los seres de mi relato son el reflejo de cualquier sociedad. La promesa de eternidad puede ser consuelo frente a la muerte, pero también plantea una paradoja: ¿vale la pena vivir eternamente si eso diluye el sentido de vivir?
EliminarPorque esta idea ha sido a lo largo de toda la historia uno de los dilemas más antiguos del pensamiento humano: ¿es la eternidad un regalo o una carga?
Muy interesante relato, me ha gustado, y da un poquitín de miedo. Muchos besos.
ResponderEliminarGracias Teresa. Un abrazo
EliminarLo cierto es que produce una cierta inquietud el escenario de tu relato. Si lo piensas ese mundo de un universo de verde asfixiante para toda la eternidad es tan aterrador como pensar en una realidad de todos los virus que se esconden bajo el hielo del permafrost. Un abrazo
ResponderEliminarAsí es la vida pura probabilidad de que sucedan o no este tipo de situaciones. Puede que pensemos que son improbables, pero no por ello dejan de ser imposibles. Un abrazo
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